Albor Arquitectos: "Construir en Cuba es un desafío"

Escrito por Fabian Dejtiar
Publicado el 09 de Abril, 2022

Albor Arquitectos es un estudio de arquitectura cubano conformado desde 2016 por Carlos Manuel González Baute, Alain Rodríguez Sosa, Camilo José Cabrera Pérez y Merlyn González García. Dicen que construir en Cuba es una tarea compleja, un desafío cada vez mayor debido a la ausencia de materiales, los costos elevados y las restricciones a la práctica independiente de la profesión.

Aún en este contexto, su obra como Casa Soporte, Casa Casita y El Apartamento se destaca por la continuidad de la ciudad heredada, el redescubrimiento de técnicas constructivas y una arquitectura planteada desde la cercanía a las personas y a la realidad social imperante.

Seleccionado por ArchDaily como una de las Nuevas Prácticas del 2021 y recientemente ganador del segundo lugar del Premio Obra del Año 2022 por su proyecto Casa Torre, realizamos la siguiente entrevista para que nos cuenten más en detalle sobre todas sus inspiraciones, motivaciones y forma de trabajar desde Cuba.

Fabian Dejtiar (FD): Una de las primeras afirmaciones al entrar a su sitio web, es que "Construir en Cuba es un ejercicio complejo". ¿Pueden contarnos un poco más sobre esto? ¿Qué les inspiró a hacer arquitectura en este contexto?

Albor Arquitectos (AA): Parafraseando el texto de la publicación Casa Soporte, construir en Cuba es un desafío, ya sea por la ausencia de materiales, por los costos elevados, la pérdida a lo largo de los años de la capacidad técnica de la mano de obra, las restricciones a la práctica independiente de la profesión o las limitaciones en las estructuras de las empresas de construcción del Estado. Un arquitecto cubano es una figura utópica, su trabajo no es necesidad, ni estética ni conceptual. En Albor creemos que desde el interior de este contexto hostil puede producirse la arquitectura que nos interesa, una arquitectura planteada desde la cercanía a las personas y a la realidad social imperante, la continuidad de la ciudad heredada, el redescubrimiento de técnicas constructivas del pasado a partir de la retroalimentación obrero-arquitecto, la resolución con cierta dignidad de los problemas: la aspiración a una especie de belleza noble emanada de la realidad.

FD: En este sentido, en una conversación que tuve con el arquitecto cubano Fernando Martirena, él afirmaba que "la arquitectura contemporánea cubana es casi inexistente y alegal" y que "la arquitectura cubana contemporánea no es un tema de conversación". ¿Qué opinan de esto?

AA: Para entender un proceso complejo como la realidad de la arquitectura cubana actual hay que asumir toda una serie de condicionantes profundamente ligadas a la historia reciente de Cuba. Es inexacto hablar de una ausencia de la arquitectura contemporánea en el discurso público, cuando la arquitectura está estrechamente enlazada a las estructuras simbólicas de mayor importancia en el Estado, organizadas en un gran entramado de empresas dedicadas a la construcción, diseño y control de su ejecución, que son reguladas por un ministerio dedicado exclusivamente a esto. Posiblemente sea más claro hablar de la ausencia de la arquitectura independiente –entre la cual está incluida nuestra práctica– dentro de este discurso. De hecho, si bien hace unos años la arquitectura independiente gozó de cierto estatus de indefinición legal, hoy podemos afirmar que su práctica ha quedado tácitamente prohibida. El cómo y el porqué de esta situación es un tema profundamente complejo y con multiplicidad de aristas y matices que sobrepasan los límites de la profesión.

FD: Entiendo que Albor es un grupo de arquitectos que desarrolla su obra como un acto de interpretación y respuesta a la realidad cubana imperante. ¿Cómo es el proceso de trabajo que llevan adelante para esto?

AA: Nosotros últimamente tendemos hacia una arquitectura de la realidad, si es que esto significa algo en Cuba. La idea de aportar una dimensión épica a la arquitectura no nos parece viable en nuestra situación. El trabajo que realizamos, como hemos dicho, responde a esa condición de arrojados sobre la profesión en la que apenas podemos discernir entre las decisiones tomadas y las decisiones inducidas. El proceso de trabajo que llevamos adelante se realiza con casi todas las supuestas estructuras legitimadoras de la profesión desmanteladas: nunca hemos tenido estudio físico, los cuatro integrantes hemos trabajado siempre en labores paralelas a la par del estudio, dependemos de terceros para obtener las licencias de construcción y en las obras nunca hemos tenido acceso a un mercado, ni regulado ni estable, de materiales e implementos de construcción.

Esto determina una concepción singular de los proyectos arquitectónicos: se desarrollan en la etapa de ideas de una manera que obliga, casi invariablemente, a la concentración en las condiciones elementales, que son la respuesta a la pregunta del proyecto, afectadas por las constantes limitaciones que habrá que solventar sobre la marcha, lo cual determina un proceso en el cual se difumina la línea entre la construcción vernácula –en cuanto a la manera–, y la profesionalización de la arquitectura.

FD: Recientemente, han sido seleccionado por ArchDaily entre las Nuevas Prácticas del 2021. ¿Qué tipo de valor le ven a esta gran difusión? ¿Qué proyección a futuro tienes?

AA: Para nosotros es un gran reconocimiento porque Plataforma Arquitectura / ArchDaily siempre ha sido una vía importante para encontrar y estudiar referentes de arquitectura contemporánea. Nos anima pensar que nuestros proyectos forman parte de esta comunidad junto a arquitectos que admiramos profundamente. Sobre la nominación nos entusiasma la idea de la confrontación a partir de que nuestros proyectos sean conocidos y se pueda generar un intercambio con arquitectos de otras latitudes, y poner en contacto a otras personas con nuestro contexto, que puede resultar en cierta medida singular.

Ante una realidad compleja nos gusta pensar en nuestro grupo como una estructura mínima capaz de asumir los cambios del contexto en el que nos movemos. Como hemos dicho anteriormente nuestra práctica está muy ligada a una realidad cambiante, muy inestable. El panorama de la deslegitimación de la profesión independiente proyecta una práctica que intentaremos llevar hacia el campo de la documentación, la investigación procesual y pequeñas acciones constructivas. En estos momentos nos parece tan interesante como insondable esta perspectiva e intentaremos asumirla con un carácter enriquecedor.

FD: Por último, ¿Con qué nuevos proyectos se encuentran trabajando actualmente? ¿Qué les gustaría desarrollar aún más?

AA: En la actualidad nos mantenemos trabajando en proyectos relacionados con el hábitat y la pequeña escala, y continuamos con la investigación y documentación que hemos estado realizando durante los últimos años sobre la evolución tipológica de la vivienda en los centros urbanos del país, y particularmente en la ciudad de Cienfuegos – sus condiciones ambientales, evolución histórica y procesos de densificación de la ciudad –, la cual nos encantaría concretar en una publicación.

Por otra parte, desde hace dos años Albor tiene dos de sus integrantes en Cuba y dos en España. Esta condición, como otras con las que el grupo trabaja, la entendemos con cierta exterioridad que nos permite analizar desde la profesión cuestiones relativas a cómo se ha desarrollado la sociedad y la arquitectura cubana en las últimas décadas. Desde una perspectiva muy elemental revindicamos ideas que pudieran resultar interesantes: tener una doble perspectiva sobre la condición periférica de nuestra obra, el discernimiento de lo que pudiera resultar valioso y, más aún, cuál de esas conclusiones pudieran ser extrapoladas a un contexto más global y a respuestas más esenciales de la arquitectura -la relación entre lo vernáculo y lo profesional, lo artesanal y lo industrializado, el alcance en la configuración de las ciudades de lo institucional y lo autogestionado y los significados sociales de la arquitectura. En el futuro quisiéramos seguir ahondando en la investigación de estas preguntas y relaciones, pero ahora mismo, dada la situación descrita, la felicidad de continuar con nuestro trabajo, la pervivencia del estudio sería nuestro objetivo fundamental. No es poca cosa.